Los aspectos fiscales de las SAPIS

Las sociedades anónimas promotora de inversión (SAPI), son sociedades que han tenido un auge importante estos últimos años derivado de su flexibilidad a la hora de incluir socios.

Una de las diferencias más importantes que tiene con la sociedad anónima común, es que en la SAPI se pueden crear diversos tipos de acciones que den derechos económicos y corporativos diferentes, lo que muchas veces ayuda cuando tienes varios proyectos bajo la misma empresa.

Por ejemplo, si eres una empresa que se dedica a construir desarrollos, puedes levantar capital para cada desarrollo en una nueva serie de acciones para cada uno de ellos. 

Imagina que tienes el desarrollo 1 y generas las acciones serie A, luego generas el desarrollo 2 y emites las acciones serie B, para que cada socio solo le corresponda la parte de la utilidad sobre el desarrollo en el que invirtió.

Hasta ahí todo se escucha muy bien; sin embargo, la cuestión viene en el tema fiscal. El ISR y el IVA son impuestos que se causan por contribuyente y no se pueden dividir. Por ende, a la hora de determinar el ISR y el IVA de la SAPI deberá de ser por la totalidad de los ingresos y de los gastos, y no por serie de acciones o por proyecto, lo que hará que las utilidades de los primeros proyectos sean compensadas con los gastos de los proyectos subsecuentes, haciendo que los del último proyecto probablemente tengan que pagar el ISR que se fue difiriendo de todos los proyectos anteriores.

Revisa antes de iniciar una SAPI donde vayas a tener varios proyectos la implicaciones fiscales que tendrán cuando se vayan terminando los proyectos, ya que no se puede calcular ni el ISR ni el IVA por proyecto, ya que el contribuyente es la SAPI y debe tomar todos los ingresos y todas las deducciones sin importar de que proyecto son.